¿Cuánto valor deberías agregar en tu empresa? Lo que pocos jefes se animan a decirte

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El 28 de febrero de 2017, poco después de las 9.30 de la mañana, se registró una caída masiva en los sitios de internet más populares de Estados Unidos, y del mundo.

Slack, Quora, Giphy, algunos sitios de Apple, la billetera digital Venmo y Spotify se quedaron sin servidor hasta cerca de las dos de la tarde de ese día, sin poder dar respuesta a sus millones de usuarios; y sin completar otras millones de operaciones. AWS, o Amazon Web Services, había removido un grupo completo de servidores de la web, (donde muchos de nuestros sitios preferidos estaban alojados), y este grupo contenía dos grandes subsistemas más dentro.

Un empleado autorizado ejecutó un comando exacto de un manual de operaciones. Pero tipeó mal uno de los dígitos del comando, y ocasionó una caída masiva de casi cinco horas. Que le costó a Amazon 150 millones de dólares entre reparaciones e ingresos perdidos.

Ahora, antes de que sigas leyendo. Es momento de aclarar que tú, como empleado, no eres un activo. Eres una inversión para tu empresa, y al igual que ese técnico especializado de Amazon, una inversión de alto riesgo.

Pero todos hemos cometido errores, todos nos hemos iniciado en un área alguna vez, es decir que todos hemos sido empleados en algún momento; hasta los empresarios más ricos del mundo.

Cuando Jeff Bezos tenía 16 años, trabajaba en un Mc Donald´s, con uniforme y todo;Elon Musk hacía trabajos puramente físicos en granjas y aserraderos mientras estudiaba, y Mark Zuckerberg construía una de las primeras aplicaciones musicales en Synapse. Si te estabas preguntando por Steve Jobs, te contamos que trabajaba en Atari, la empresa de videojuegos, durante el turno de la noche.

Como empleados que somos, desde el momento en que aceptamos la oferta de trabajo asumimos lo que, (según entendemos) son los derechos y obligaciones de parte del empleador. Hacia nosotros.

El primer derecho que asumimos, y el más básico de todos, es el de recibir nuestro sueldo;nuestro pago por el tiempo y el esfuerzo invertidos. A fin de mes, y de manera puntual.

Pero eso es solo el comienzo de las obligaciones que tiene el empleador con nosotros. La lista es larga, e incluye generar un espacio de trabajo agradable, brindarnos oportunidades de desarrollo y progreso, otorgarnos beneficios, y obviamente cumplir con todas las responsabilidades de cargas legales, (patronales, sindicales, indemnización en caso de despido, etc.).

A la vez, para el empleador es muy claro que desde el momento inicial está asumiendo una responsabilidad: la de invertir en el desarrollo del empleado, con el claro propósito de cobrarse el retorno en un momento futuro, completamente incierto. En definitiva, el empleador está apostando a que el empleado que reclutó generará un retorno sobre la inversión y el riesgo asumido.

Suponiendo entonces que un empleado es una inversión y pudiéramos medir con cierta precisión dicho retorno

¿Cuánto es el valor que el empleado debería generar, como mínimo, para justificar el riesgo de su contratación?

Obviamente existen distintas medidas para establecerlo, según la industria, el rol, e inclusive el país en el que funcione la empresa …pero para entenderlo fácilmente, asumamos que el empleado debería generar un valor de 10x.

Por ejemplo, un gerente que cobre $100.000 dólares al año, posiblemente representa un costo total para la compañía mayor a $200.000 (entre cargas laborales, impuestos, beneficios, costo de oficina, capacitaciones, vacaciones, etc.). Lo lógico, si multiplicamos eso x10, sería pretender que su trabajo genere un valor a la empresa de $2 millones de dólares. O más.

¿Y cómo puedo convertirme en un empleado valioso?

1 . Sé consciente del valor que generas y dónde pones tu tiempo:

¿Qué empleado no quiere un aumento de sueldo? ¡No conozco ninguno! Pero para eso, primero debo entender el valor que mi trabajo genera. De todas las actividades que constituyen mi jornada, ¿cuáles son aquellas que realmente agregan valor al negocio?

Por ejemplo, cuando estamos en un office summit, leemos mails, o atendemos una reunión, no estamos generando valor (salvo que seamos quien deba tomar una decisión en la reunión). En cambio, cuando planificamos, ejecutamos, o facilitamos una decisión, sí estamos generando valor.

Entender cómo generamos valor desde nuestro lugar puede resultar una ecuación algo difícil para varios. En este caso, el primer paso es hacerse algunas preguntas:

• ¿Cuántas personas se necesitan para reemplazarme? ¿Cinco, tres, dos, o media?
• Si yo no hiciese mi trabajo, ¿Qué tanto impactaría a los resultados de la empresa?
• Y si no estuviese, ¿Qué tan fácil sería reemplazarme?

2 . Si deseas que otros inviertan en ti, primero invierte tú mismo:

Cuando tomamos un empleado nuevo, promovemos a uno, o simplemente le cambiamos el rol, la empresa está haciendo una inversión con máxima incertidumbre sobre su retorno. Si como empleado quieres que te contraten, te promuevan, o desarrollen en nuevos roles, entonces sé tú mismo el primero en invertir en tus propias habilidades y capacidades para hacer un gran trabajo. ¿Cómo?

A- Leyendo, estudiando, e investigando cómo hacer mejor tu trabajo y cubrir tu puesto de forma óptima

B- Trabajando lo necesario de forma efectiva, sostenible y proveyendo mejoras reales en tu área, no sólo para cumplir un horario.

C- Aceptando las correcciones de tus superiores con humildad y los desafíos con actitud de aprendizaje, para superar los resultados esperados.

Si lo piensas, es de máxima ingenuidad pretender que el otro invierta en ti si tú mismo no lo haces primero.

3 . Si no puedes entender el valor de tu trabajo, entonces no estás listo para liderar el trabajo de otros:

Liderar equipos implica decidir sobre la asignación de tiempos y recursos. El objetivo obvio es asignarlos en forma tal que se maximicen los resultados y el impacto de los recursos invertidos. Para llegar a este tipo de roles, debo primero poder administrar inteligentemente mi propio tiempo y trabajo, antes de poder hacerlo a un mayor nivel de abstracción, y con el tiempo, el trabajo y el dinero de otros.

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Ahora sí, dejamos de robarte el tiempo que podrías dedicar a ser mejor en tu puesto. Pero para terminar con nuestro consejo, te invitamos a que, si de verdad quieres crecer en la organización en la que trabajas, no vuelvas a pensar como empleado, sino como líder. Ya no pienses “qué puede hacer o hará esta empresa por mi, por mi crecimiento, desarrollo y por mi futuro”.

Cambia la pregunta: ¿Qué haré yo por el éxito de la empresa?

Si quieres saber más sobre cómo generar impacto positivo dentro de tu empresa, escribinos y con gusto estaremos charlando sobre esto.